Vanesa Cabrera Rodríguez
Hospital Universitario Río Hortega (Tordesillas, Valladolid).
Sr. Director: La pandemia ha producido un cambio en todo el mundo, pero el sistema sanitario ha sido el más afectado, sobre todo para los profesionales sanitarios que realizan su trabajo en hospitales, centros de salud, residencias de ancianos, son los que están las 24 horas del día con el paciente a pide de cama. Desde luego que todos los profesionales sanitarios vamos a recordar estas experiencias toda la vida, es un hecho impactante que no se nos olvidará jamás.
Yo soy enfermera del servicio de urología del Hospital Universitario Rio Hortega, llevo 13 años trabajando en este hospital, y en la unidad de urología durante 5 años. Me gustaría comenzar mi relato contando el primer día que llegó la covid-19 a mi unidad, recuerdo que días anteriores ya se estaba comentando que había ingresado el primer paciente con covid-19 en el hospital, algunos compañeros decían que era extranjero, había llegado en taxi al servicio de urgencias y al confirmar el positivo en covid, todas las personas de contacto estuvieron en cuarentena, el paciente estaba ingresado en el servicio de neumología. Todos mis compañeros sabíamos que tarde o temprano llegaría el momento de enfrentarnos a este tipo de pacientes en nuestra unidad, al hablar del tema se notaba que estábamos atemorizados a lo desconocido, no sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar, podía ver el miedo en las caras de mis compañeras.
Los días posteriores nos llegaban noticias a la unidad del hospital, habían ingresado más pacientes covid-19 en el servicio de neumología y medicina interna. A los pocos días, en mi primer día de trabajo en turno de mañana viajé hacia mi hospital en coche como realizo todos los días. Al llegar a la entrada de mi unidad y girar la puerta vi cubos y empapadores por el suelo, las puertas de entrada al control de enfermería con plásticos, carteles de aislamiento en las habitaciones de la unidad. Pensé, “ya está aquí, ya ha llegado a mi unidad”. Ahora tenía que enfrentarme a los pacientes covid, sentí miedo, miedo a contagiarme, miedo de infectar a mi familia, miedo a una situación desconocida para mí. Todos habíamos visto en las noticias lo que ocurría en otros hospitales, la falta de recursos materiales, recursos humanos, estaban desbordados, ahora me había tocado el turno a mí de afrontar esta situación nueva de la que nadie sabía nada.
Al ver a mis compañeras del turno de noche, vi la realidad en sus caras, estaban cansadas, habían estado recibiendo pacientes toda la noche. Todos queríamos saber lo que había ocurrido esa noche, les hicimos preguntas de cómo debíamos actuar, cuántos pacientes había ingresados, nos comenzaron a contar todo lo vivido durante ese turno y hubo una cosa que me sorprendió, ya que después de trabajar toda esa noche horrible estaban agradecidas porque habían recibido la ayuda de otros profesionales como del neumólogo responsable en covid 19. Mi compañera nos dijo que había estado en la unidad a verlas y ofrecerles todo el material que necesitaran y del que disponían, también les dieron unas indicaciones para realizar las medidas de aislamiento en este tipo de pacientes […].